miércoles, 21 de abril de 2010

Acampamento Bela Manhá

Pues se acabó la aventura brasileira... Y aunque han pasado ya 20 días desde que volví, pues sí quería contar la última parte del viaje. No sería justo omitirla sólo porque se me hizo un poquito más dura que el comienzo... Más dura sobre todo porque me pesaban ya tantas semanas sin la gente que quiero. Pero también la disfruté, y tuvo momento grandiosos, sí! jaja


Tras pasar por las playas paradisiácas de Morro de Sao Paulo, retomé el contacto con el MST (Movimento dos trabalhadores rurais Sem Terra). Fui a pasar unos días en el acampamento Bela Manhá, en el que me recibió de nuevo gente muy maja. Me quedé en la barraca -casa hecha de plástico, madera, etc. sin agua corriente y por lo general sin electricidad- de la familia de Laeonice. Compartí la habitación con sus hijos Rafael, Daniel y Joave, unos chicos súper atentos y generosos!!


Este acampamento está situado en una zona de Bahia en la que hay muchos monocultivos de eucalipto. Varias empresas norteamericanas plantan allí estos árboles para producir celulosa que luego exportan fuera de Brasil. El impacto ecológico y social es brutal.


La mata atlántica, el bosque natural de la zona, que acoge una biodiversidad enorme, desaparece, dejando paso a estos desiertos verdes. El eucalipto absorbe enormes cantidades de agua, desecando la tierra, y en modo de monocultivo requiere muchos agrotóxicos. Obviamente estas empresas, cuando esa tierra se agote y no produzca más, se irán de allí tal y como han venido. Pero lo que dejarán a las gentes de ese lugar será un suelo arenoso y envenenado.


Muchas personas que ahora están acampadas trabajaron durante años para esas empresas, en malas condiciones y con salarios bajos. Ahora esas familias que son parte del MST tienen una esperanza: la de ganar un pedazo de tierra en el que producir alimentos.

La vida en el acampamento es tranquila. Hay mucho trabajo, parte de él es el que aparece cuando la electricidad desaparece (qué lineas repletitas de ropa limpia colgada a secar!! Qué mujeres tan valientes y fuertes!!).


Las familias llevan allí dos años y tienen una producción bastante grande de mandioca y también de feijao (alubias). Y hay una farinheria en la que se produce farinha de mandioca, otra de las delicias de la gastronomía brasileira!

Por casualidad encontré en el acampamento a Val, un tipo muy majo que, casualidad, había vivido durante tres años en Zumaia! Una tarde nos fuimos montados en la yegua Catarina (la llevaba yo! ;>) a una pequeña laguna que hay allí cerca a tomar banho. El paseo de vuelta al acampamento es uno de esos momentos gloriosos de los que hablaba antes: sobre la bonita (y preñada) Catarina, disfrutando del horizonte al atardecer, tan verde el paisaje, con la mata atlántica al fondo; el cielo tan azul, el aire limpio y el sol aún calentando la piel... Mmm!! Pura vida!!


También me parecía pura vida ver a Daniel y Joave lavarse su ropa a mano, con sus 10 y 12 añitos, por iniciativa propia... y después de eso, echarse un balde de agua por encima allí mismo, al aire libre: la ducha de antes de ir a cenar! Muchas niñas y niños de los que he conocido aquí me han llamado la atención porque me parecían particularmente autónomos, libres y generosos y educados :D





























































jueves, 18 de marzo de 2010

Bahia is different

Llegué a Salvador el viernes pasado. En la ciudad hay una zona muy bonita, patrimonio histórico de la Unesco, que se llama Pelourinho. Es la parte colonial, llena de casas de colores y de Iglesias. Creo que aquí tenía lugar el comercio con esclavos. También está llena de personajes que intentan sacar dinero a los turistas, lo cual es muy legítimo, claro. Unas de ellas son las bahianas, negras y mestizas que visten el traje tradicional (que no sé cómo aguantan encima con el calor que hace), que te abordan con sonrisas y alegría hasta que te sacas la foto con ellas y luego refunfunhan: 10 reales!!


Son las bahianas también las que venden el acarajé por las calles, una especie de falafel hecho de alubias y relleno con camarão, una pasta hecha de cebolla y camarão y un poquito de ensalada. La masa de alubias se fríe en un aceite que llaman dendê, súper fuerte. Yo me he comido dos de esos y ya no quiero volver a probarlo!!

Lo mejor de Salvador es que estuve con gente de allí, que me sacó de paseo, con lo que parecía menos guiri y me ahorré casi todo el acoso. También fue genial porque me llevaron a un local de samba en vivo, sin un solo extranjero, salvo yo, que además era la más pálida de la sala. Allí comprobé que en Salvador no es necesario saber bailar samba, con mover de manera desenfrenada la zona genital del propio cuerpo es suficiente.

Bahía tiene una carga histórica que es imposible obviar. La piel de la gente habla de un pasado que te pone los pelos de punta. Más de 3 millones de personas fueron arrancadas de sus tierras y separadas de sus familias para ser traídas a Brasil. Las que no morían en el penoso viaje en navío negreiro, eran vendidas para trabajar como animales en las plantaciones.

Pero la piel de las bahianas y bahianos también habla de su lucha, de las revueltas contra los amos, contra los fazendeiros, las huidas hacia los quilombos; habla de resistencia.



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Después de Salvador me he venido unos días a Morro de Sao Paulo, una isla preciosa, sin coches, llena de playas de agua transparente y ardiente y tremendamente salada. Y llena de argentinos también.
Entre ellos Alejandro y Gonzalo, dos portenhos súper divertidos con los que he hecho cuadrilla, me he reído un montón, me he pillado una insolación y también he bailado en una extranha fiesta en la playa de la que me escapé en cuanto se puso guiri demais...
Todo el mundo se aombra de que lleve un mes en Brasil porque estoy increíblemente pálida en comparación con el resto. Yo, que me veo bastante morena, argumento que más vale blanca con dignidad que camarão insolao!
Comentar que salvo el acarajé del que hablé arriba, la comida brasilera me está encantando (alubias a diario, mmm!), y que mi portugués (portunhol) está, creo, considerablemente bien. O al menos eso me dicen los nativos. Yo le pongo acento y un poco de morro y listo!
Ahora empiezo el descenso por la costa hacia el sur, preparando la vuelta desde Sao Paulo en un par de semanas. La verdad es que estoy un poco cansada después un mes ya que llevo aquí... Mucho calor, mucho sudor... y mucha falta que me hacéis. Hoy estoy que me muero por un abrazo de alguien de vosotr@s!!!


martes, 9 de marzo de 2010

Rio de Janeiro


Esta manhana he salido de casa de Maureen, que me está hospendando estos días aquí, en el barrio de Leme, para dar un paseo al sol. Bien untada de protección factor 50, me he echado a andar por la orilla de la playa de Copacabana.

La fauna que habita esa playa en horario matutino es una mezcla de jubilad@s, chic@s de las favelas y algún que otro joven hipermusculado. Algún turista también, claro. A esos se les reconoce fácilmente por el tono camarão de la piel, que contrasta tanto con el eterno bronceado de l@s cariocas.

Aquí predomina el banhador micro o anecdótico. Esta manhana mientras paseaba estaba pensando que mi bikini tipo culotte debe de ser uno de los más grandes de toda la playa. Aún así, en Rio todo el mundo tiene su público. En 40 minutos de paseo, me han caído un par de Bom dia por parte de personal jubilado -ultrabronceado y enfundado en miniboxer-, algún saludito tímido con sonrisa y hasta un Very good, very, por parte de un tipo con pinta de guerrero nuba.

Las playas de Rio de Janeiro tienen la arena muy blanca y fina. Y el mar estos días está muy bravo y tira para adentro.

Como en Ipanema (foto de arriba) está peligroso banharse, me he ido a visitar el Museu do Indio, un pequenho centro donde la FUNAI (Fundação Nacional do Indio) organiza exposiciones acerca de los pueblos indígenas de Brasil.

He encontrado mucha información y objetos de artesanía de los pueblos indígenas Oiapoque, del extremo norte de Brasil, cerca de la Guiana Francesa. Se trata de unas 5000 personas que habitan una zona de savana, campos inundados y selva tropical y que se dedican sobre todo a la pesca. Estas gentes son políglotas, hablan de manera habitual varias lenguas indígenas, pero también el portugués y el francés. Su permanente relación con el agua determina su cosmología , llena de seres sobrenaturales que habitan el fondo del agua. He alucinado con los objetos de cestería, la cerámica, la escultura en madera y con las pinturas corporales que utilizan... qué preciosidad!!

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Ayer, 8 de marzo, estuve con la gente del MST en la marcha de las mujeres, en el centro de la ciudad. Más de 25 colectivos la organizaban. Cada calle por la que pasábamos era renombrada con el nombre de una mujer luchadora, y su historia se explicaba por el megáfono. Fue muy bonito, estaba todo lleno de color!! Aunque la verdad es que al principio la batucada era medio floja (en Rio!!!), pero poco a poco la cosa se fue animando...!!

martes, 2 de marzo de 2010

Mato Grosso do Sul

He pasado estos días en un par de assentamentos del MST en Mato Grosso do Sul. En este estado hoy en día hay 8.000 familias asentadas, en lo que antes eran fazendas de 7.000, 27.000 y hasta 39.000 ha, que pertenecían a una única persona o a veces a una empresa extranjera.

Ahora cada familia tiene un terreno en el que puede plantar bananas, papayas, quiabo, tomates, maíz, mandioca, y criar cerdos, vacas, gallinas... Además, tiene acceso a un pequenho crédito para construir una casa digna que habitar. En los assentamentos hay una escuela, un ambulatorio y un área social.

Las familias que viven allí son muy humildes, algunas de ellas aún no han podido construir su casa aún y permanecen en barracões. Y a veces las casas están construídas, pero falta el suelo, o no hay un sólo mueble.

En los acampamentos, a menudo levantados en las veredas de la carretera, las familias hacen sus casas de plástico negro, y esperan a que una fazenda sea expropiada o comprada por el estado y les sean entregados lotes de tierra donde asentarse. A veces esperan hasta 10 anhos.

Esta gente tiene una dignidad, una fuerza y una alegría impresionantes. Todo el mundo me ha recibido con mucha generosidad y carinho.
Sobre todo me he quedado colgada de una familia con la que pasé una semana en el assentamento Emerson Rodrigues. Gente tímida pero súper carinhosa, especialmente Ryanara, una ninha de 4 anhos que es la cosa más bonita y alegre que he visto nunca!!
Ya he bailado un poco de forró y he aprendido también el banerão, que son los ritmos más populares aquí en el campo, pero sólo los pasos básicos, y se hace un poco aburrido... Y todo el mundo te saca a bailar, pero si ven que no sabes, nadie se atreve a hacerte girar ni ada parecido :(
Esta noche salgo para Rio de Janeiro. Después de pasar tantos días en esta especie de lejano oeste, tengo ganas de un poco de ciudad, pero sobre todo de playa, de mar, de caipirinha y de bossa nova!!!

sábado, 20 de febrero de 2010

Los primeros días: Sao Paulo



Sao Paulo es una ciudad gigantesca, una de las mayores aglomeraciones urbanas del mundo. Su área metropolitana tiene unos 20 millones de habitantes. Las calles están continuamente llenas de gente que va y viene y el tráfico es monstruoso.

En muchas zonas de la ciudad se alternan pequenhas casitas pintadas de colores y conjuntos de 5 o 6 edificios de 25 plantas cada uno, que crecen como champinhones de hormigón. Aquí no hay planificación urbanística ninguna y el resultado es a menudo estremecedor.

La ciudad está llena de gente sin hogar, ninhos y ninhas tumbados en las aceras... Y una comprende la brutal desigualdad que acoge este lugar cuando escucha pasar los helicópteros sobre los rascacielos de la avenida paulista: Sao Paulo tiene la mayor flota de helicópteros privados del mundo.

Pero a pesar de todo esta ciudad tiene muchos encantos: una diversidad étnica y un mestizaje brutales, infinidad de museos y teatros, comida de todo el mundo, parques que son pequenhos trozos de selva... Y una gente increíblemente simpática y cercana!

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Ha sido muy fácil conectar con la gente que está aquí en el albergue del MST. Hay personas de otras partes de Brasil y también de Europa, y todas participan en movimientos sociales.

Hoy hemos estado en un acto en el Memorial da Resistência, un centro de detenciones y tortura de la dictudura brasilenha (1964, 1984). Hoy en día, gracias al esfuerzo de mucha gente que ha luchado por ello, acoge exposiciones y actos sobre la represión que sufrió el pueblo brasilenho durante los 20 anhos de dictadura. Pero también, y muy importante, acoge iniciativas para reconocer y dignificar la lucha de quienes resistieron, de quienes se organizaron en la clandestinidad, de muchas personas que finalmente tuvieron que ir al exilio o que acabaron siendo asesinadas. Hoy he comprendido emocionada la importancia crucial de conocer nuestra historia, de no olvidar lo que ocurrió, de recuperar la memoria política de los pueblos. Para que no ocurra más y para que no haya impunidad.

El lunes dejaré Sao Paulo. Tomaré un autobús que tras 10 horas de viaje me dejará en Campo Grande, la capital de Mato Grosso do Sul, desde donde saldré a conocer diferentes experiencias del Movimento dos trabalhadores rurais Sem terra (MST).